Dimitir no es un nombre ruso

Juan Ayala y Miguel Oyarzun

Dimitir no es un nombre Ruso es una pieza sobre la incertidumbre que nos invade cuando tomamos una gran responsabilidad y nos enfrentamos a algo que no hemos hecho antes. ¿Qué sucede si esa responsabilidad no es individual sino que otros dependen de tu buen hacer? ¿Y si es una responsabilidad pública? ¿Y si te vas a convertir en Papa o Presiente del Gobierno? Como en la película de Nanni Moretti, Dimitir se centra en el proceso personal, emocional de la aceptación de la toma de responsabilidad.

La elección de un individuo como representante constituye una exclusión de ése sobre la masa. ¿Cómo se relaciona esta exclusión con la necesidad de integrarnos en un grupo?

Un ensayo sobre la posibilidad de dimisión, abdicación, renuncia, evasión, elusión.

El miedo delante del reto.

El liderazgo es una condena, una bendición, un privilegio, un destino.

Se tiene miedo a asumir una responsabilidad por el vértigo, la caída libre… Es con este miedo pegado a la nuca con el que se actúa, con el que se toman decisiones, algunos lo llaman prudencia.

Desde hace unos años, llaman la atención áquellos que se atreven a continuar en un cargo sometido a constante presión y desprestigio. Otros han presentado su renuncia, conscientes quizás de que en el mejor de los casos la política es un paliativo temporal y en el peor una distracción fatal de las fuerzas reales del poder y la dominación.

El 23 de enero de 2009, Geir Hilmar Haarde, primer ministro de Islandia, dimite.

El 23 de marzo de 2011, el presidente de Portugal José Sócrates presenta su dimisión.

El 29 de junio de 2011, José Luis Rodríguez Zapatero adelanta las elecciones generales, renunciando a cinco meses de gobierno.

El 11 de noviembre de 2011, Yorgos Papandréu, primer ministro de Grecia desde 2009, dimite.

El 31 de marzo de 2014, el primer ministro francés, Jean-Marc Ayrault, dimite con su gobierno tras dos años en el cargo.

En 2013 Benedicto XVI se retiró y asumió el título de Papa emérito. Es una decisión excepcional en la historia del papado. El único precedente es Celestino V, en 1294.

El espectáculo combina imágenes con escenas, conversaciones y discursos. La obra sigue a líderes políticos desde el momento en que se presentan como candidatos hasta la noche de las elecciones.

Se muestran las herramientas de oratoria, política y marketing que aprenden y utilizan los políticos para granjear las simpatías de su auditorio y convencerle. A través de imágenes y conversaciones se realiza un paralelismo entre el mito mesiánico, la figura de Jesús y los símbolos cristianos; también la figura del líder y el mito que se crea a su alrededor.


Ficha artística

Creación e interpretación

Juan Ayala y Miguel Oyarzun

Movimiento

Annie Pui Ling Lok

Diseño, plástica

Federico Sancho

Iluminación

David Alcorta

Una producción de

Mirage Teatro

Con el apoyo de

Escena Poblenou

FECHAS

OCT 2015, Escena Poblenou, Barcelona